martes, noviembre 28, 2006

El Terminal.


Ella corre a más no poder, el pecho está a punto de reventarle, no puede, no debe detenerse, sabe que si lo hace no podrá llegar a su destino a tiempo.

Corre, choca con la gente y ésta que la mira extraño, mira su reloj 2:45
- mierda- dice entre jadeos.
Lágrimas amargas recorren sus mejillas encendidas.
¿ Cómo no tener alas y poder volar?
¿ Cómo no saber materializarse en diferentes lugares ?
¿ Cómo no tener una segunda oportunidad ?

Tantas preguntas.

Está a punto de llegar al Terminal, está nerviosa, espectante, con miles de miedos que no tienen fundamento. Busca entre la gente la cara conocida, los ojos tiernos, esos labios perfectos. Nada.
Empieza a decesperarse...las lágrimas no la dejan ver, el ruido de la gente le tapa los oidos...y él no aparece.

Llora... grita... se ahoga con su propio llanto, con su proprio jadeo.
Él no está y ella nunca podra decirle sus verdaderos sentimientos.
Por él...solo por él cambió todo y lo haria otra vez. Pero él no lo sabe. Él se marcho lejos para siempre. Ella nunca tuvo el valor de decirle tantas cosas... De regalarle la Luna... De bailar bajo las estrellas... De caminar por la playa... De darle besos secretos...De llorar en su pecho.
Y ahora...él no está...se fue lejos de sus brazos. Ella llora y repite su nombre en susurros:

- Eduardo
- Eduardo
- Eduardo

No está
Se sienta desconsolada, esperando un milagro, esperando a que él aparezca, le ofrezca su mano y la guie por éste mundo ingrato.
Pero él no aparece.
Lagrimas negras recorren sus mejillas, inundan sus ojos tristes, su corazón desolado. Lleva sus manos al pecho, los jadeos le queman la garganta, las manos le hierven y los sueños se le hacen trizas. Esconde su cara entre los brazos, los sollozos la sacuden cada vez más fuerte, en su pecho algo se rompe:
Un sueño tal vez...una esperanza.

Una mano extraña se posa en su hombro:
- Eduardo- susurra.

Una mano corta su llanto.
Una mano en su hombro.
Una mano tibia.
Una mano le devuelve la fé.
Una mano le hace feliz...inmesamente feliz.
Ya no tiene miedo.
Se siente fuerte, grande.
Una mano le hace sonreir.

Es él...tiene que ser él- piensa mientras se seca las lágrimas.

Se dá vuelta lentamente...aún no puede creer que sea él.

La mano suelta su hombro.

Unos ojos extraños la miran con pena.

La otra mano extraña extiende un pañuelo.

La tristeza y soledad le caen en la espalda como un pesado bulto.
Un bulto que jamás se fue.

Toma el pañuelo y agradece el gesto.

Dá media vuelta.

Sale del Terminal.

jueves, noviembre 23, 2006

Yo quería


Yo sólo quería pertenecerte
Besar cada noche tu cuerpo desnudo
Conocer cada rincón de tu piel
Mirarte a los ojos y decirte te amo
En un susurro interminable.

Pero me despreciaste…
Yo no era digno de ti, de tu belleza de diosa
Pero tú… ¿eras digna de alguien?
De la muerte…sólo de ella
Porque solo su paz se compara contigo.

Yo no te maté
Solo te ayudé a cruzar ese umbral oscuro
Y ahora….
Ya nada importa
Ni tus sueños, ni fantasías
Ni mi amor obsesivo
Todo se vuelve oscuro y frío
Como mi alma
Como tu cuerpo inerte
Que yace en un charco de sangre…en un mar de muerte.

jueves, noviembre 02, 2006

Y si te digo

Y si te digo que quiero que me besen tus labios extraños
y que tus manos morenas recorran mi espalda
y darme cuenta que el olor de tu cuello
es mucho mejor al que yo imaginaba
y me estampes un beso en la frente
y me soples las rodillas
y me hagas cosquillas en los pies
y me abraces fuerte
y me quites el aire y me lo devuelvas otra vez.

Y si te digo que te quiero besar de sorpresa
y quiero que camines conmigo
y que me digas un secreto
y cuentes todos mis defectos
y veas que cada uno es peor que el anterior;
y que quiero enrredar mis manos en tu pelo
e inventar historias en tus caderas
y contártelos mientras duermes.

Y si te digo que me guardes un secreto
y te lo digo despacito
con mis labios en tu nuca
y mis manos en tu pecho
y te diga todo ésto que escribo
aunque realmente ni yo lo entienda
pero tengo que decírtelo
en secreto
y despacito.


Y si te digo que te quiero de lejos
como una quinceañera asustada
¿ tú que me dices ?